Haciendo que cada momento cuente: Una guía práctica para compartir a Jesús

Haciendo que cada momento cuente:
Una guía práctica para compartir a Jesús

Todos hemos escuchado esas historias un poco adornadas sobre compartir a Jesús antes:

"Estaba en un avión y compartí a Jesús con el chico junto a mí. ¡Él aceptó a Cristo inmediatamente! Luego, le contó a la azafata, quien rompió en lágrimas de alegría. Ella corrió a la cabina para contarle a los pilotos, y ellos se conmovieron tanto que empezaron a predicar por el intercom. Para cuando aterrizamos, ¡todo el avión había estallado en alabanzas y cada pasajero había encontrado salvación en Jesús!"

Desafortunadamente, momentos como estos no ocurren todos los días. A menudo, buscamos esos momentos espectaculares y singulares para guiar a las personas hacia Jesús. Y, si bien esos momentos pueden existir, el mayor impacto que tenemos en los demás ocurre en un período de tiempo mucho más largo. Míralo de esta manera... Impactar a alguien con el Evangelio a menudo no es el resultado de un momento perfecto, sino de muchos momentos intencionales, a lo largo del tiempo.

Cuando se trata de las personas en nuestra vida que creemos encontrarán fe en Jesús – amigos, familia, cónyuges – nuestra relación con ellos es realmente solo una acumulación de momentos. En algunos casos, es una vida entera llena de ellos. Entonces, ¿cómo podemos ser más intencionales con el tiempo que tenemos con estas personas, para que puedan conocer la bondad y la gracia de Jesús? Aquí hay tres cosas realmente prácticas a considerar:

1. Aprende cómo puedes hablar de Jesús de manera natural en conversaciones cotidianas

Como cristiano, has experimentado personalmente la diferencia que Jesús ha hecho en ti. El impacto que ha tenido es tan profundo, que afecta todas las áreas de tu vida. Si quieres compartir a Jesús con alguien en tu mundo, piensa en las formas en que Jesús desempeña un papel activo en tu vida diaria, ¡y simplemente habla de ello! Aquí hay algunos ejemplos:

“¡Tuve un gran fin de semana! Fui a la iglesia y estuvo increíble, luego salimos a almorzar juntos.”
“Antes de prepararme para trabajar, suelo leer mi Biblia. Últimamente, me he sentido muy desafiado con lo que Dios me está enseñando a través de Su palabra.”
“Debo decirte, mi vida ha sido bastante caótica últimamente. Pero, tener a Jesús conmigo me ha dado fuerza en todo momento y esperanza para el futuro”

Busca las áreas de tu vida donde tu fe y tus amistades se cruzan y aprende a introducir eso con gracia en la conversación. 

2. Comparte tu experiencia sin restricciones

Las personas pueden detectar una agenda a la distancia. Es importante aprender a hablar de Jesús sin sentir que necesitas convertir a todos los que conoces. ¡No lo necesitas! Una manera más saludable de enmarcar cómo vemos a los demás en nuestra vida es no como proyectos en los que trabajar, sino como personas a las que amar. Es un ejemplo mucho más convincente del Evangelio comprometerse con los ‘altibajos’ de una amistad, en lugar de solo lograr un resultado para tus esfuerzos evangelísticos. Recuerda, Jesús sabía que Pedro lo abandonaría en su momento de necesidad, pero lo amó de todos modos. (Lucas 22:34-38). Entonces, ¿qué podemos hacer en nuestras relaciones para ser más como Jesús? Podemos amar a las personas. No por su salvación pendiente, sino porque Jesús los ama.

3. Reconoce que es a largo plazo – Prepárate espíritualmente

Se necesita más de una conversación para que alguien se interese por Jesús, así que no hay necesidad de sentirse presionado por hacerlo “perfecto” cada vez.

Piensa en la salvación como la medianoche en un reloj, y el ‘tiempo’ actual en tu relación con esta persona como las seis en punto. Cada pequeño momento se convierte en una oportunidad para mover las agujas más cerca de la medianoche, más cerca de una revelación de Jesús. Con todo este tiempo por delante, es importante que te mantengas conectado con Jesús durante todo el recorrido. Es difícil hablar con cariño de alguien de quien te has distanciado. La adoración, el estudio de la Biblia y la oración mantienen fuerte tu conexión con Jesús, facilitando hablar de Él naturalmente.

Compartir a Jesús puede ser abrumador, pero cuando nos damos cuenta de que se trata de todo el viaje, no solo de un momento, la presión desaparece. Los momentos intencionales ayudan a guiar a las personas hacia el encuentro con la bondad y gracia de Jesús.

Entonces, con todo esto dicho, ¿con quién en tu vida puedes ser más intencional en los momentos que tienen juntos? ¿Cómo puedes administrar mejor esos momentos para guiarlos hacia una revelación de Jesús?

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