Redescubriendo el gozo en tu caminar con Jesús

La Biblia habla sobre "deleitarse" en el Señor, pero a menudo nuestro caminar cristiano puede sentirse de todo menos deleitoso. El ajetreo diario, el agotamiento y la rutina pueden infundir al evangelio más "meh" que magia, más aburrimiento que deleite. 

Pero aquí está la razón por la que esto importa: si nuestra caminata espiritual se siente "meh", no se mantendrá en privado. Esa actitud se filtra en nuestras acciones y en nuestras conversaciones con los demás. Y si queremos que la gente realmente vea la belleza y el amor de Jesús, nos ayuda cuando en realidad lo estamos disfrutando nosotros mismos.

Entonces, si te sientes atascado o espiritualmente seco, ¿cómo sales de ese estado y encuentras el deleite que Jesús promete? Aquí tienes solo algunos ejemplos…

“Sino que en la Ley del Señor se deleita y día y noche medita en ella” – Salmo 1:2

Este versículo habla sobre la ley: los primeros cinco libros de la Biblia: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Y no sé tú, pero el libro de Números no emite exactamente deleite.

Seamos honestos: ¿por qué querrías pasar tiempo en la palabra de Dios día y noche cuando:

  • La capacidad de atención promedio de los humanos es solo 8,25 segundos (la de un pez dorado es de 9),
  • Más de 210 millones de personas luchan con la adicción a internet y las redes sociales,
  • Se sube una hora de contenido nuevo a YouTube cada segundo?

Sentarse y pasar tiempo en la palabra de Dios se siente más difícil que nunca. Pero eso no significa que la belleza de Dios haya desvanecido, solo significa que tal vez necesitemos un cambio de perspectiva.

Un problema de perspectiva

Seamos realistas: la ‘ley’ puede sentirse pesada, restrictiva y difícil de cumplir. No es exactamente el tema de la mayoría de los tiempos de adoración.

Pero aquí está la clave: el deleite crece cuando dejamos de pensar en nosotros mismos.

Si te enfocas en tu propio rendimiento, tus buenas obras, tu posición ante Dios, entonces sí, la ley se sentirá como una carga. Pero si tu enfoque está en Dios, comenzarás a ver:

  • La ley refleja Su bondad y carácter,
  • Sus mandamientos están diseñados para ayudarnos a florecer,
  • Jesús cumplió la ley por nosotros, invitándonos a la libertad.

El deleite comienza cuando fijamos nuestros ojos en Dios, no en nosotros mismos.

Una hermosa promesa

Podrías estar pensando, “Es difícil enfocarse en Dios cuando mi vida se siente abrumadora". Eso es justo. Cuando estamos estresados o dolidos, es natural enfocarse en si mismo. Pero mira esta promesa en Salmo 37:4:

“Deléitate en el Señor y él te concederá los deseos de tu corazón".

Dios conoce tus necesidades y anhelos, ¡y Él quiere lo mejor para ti, más que tú mismo! Pero su manera de satisfacer esas necesidades comienza con la confianza. En lugar de tratar de arreglar todo por ti mismo, Él te invita a enfocarte en Él primero. De ahí fluye la paz y la providencia.

Encontrando deleite

Si tu relación con Jesús no ha sido placentera últimamente, no estás solo. De hecho, Dios incluso abordó esto en Apocalipsis 2, en su mensaje a la iglesia en Éfeso:

“Conozco tus obras… Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor". (Apoc 2:1–7)

Esta iglesia estaba haciendo cosas buenas, denunciando enseñanzas falsas, manteniéndose firme, pero habían perdido su amor. Su pasión. Su deleite.

Esto nos dice algo importante: incluso los cristianos más comprometidos pueden terminar haciendo las cosas por rutina. Podemos parecer espiritualmente "fuertes" pero aún así perder nuestro amor por Jesús si olvidamos de qué se trata todo.

Por qué es importante

Deleitarse en Jesús no se trata solo de una renovación personal, es una parte vital del evangelismo. Si nuestra fe se siente seca o mecánica, se va a notar. La gente a nuestro alrededor nota si realmente disfrutamos del Dios que decimos seguir.

Pero cuando estamos arraigados en el deleite, naturalmente se desborda. Nuestras conversaciones se vuelven cálidas. Nuestras acciones reflejan amor. La gente se vuelve curiosa, no solo sobre lo que creemos, sino por qué estamos tan vivos.

Recuerda: la vida cristiana no es una carrera corta, es un maratón. A veces está llena de alegría; a veces no tanto. Pero si te sientes espiritualmente apagado y quieres recuperar esa chispa, comienza aquí:

  • Desacelera. Cambia tu perspectiva. Medita en la bondad de Dios. Pregúntate:
  • ¿Por qué estás agradecido?
  • ¿Qué partes del carácter de Dios te parecen hermosas?

Inténtalo esta semana, y deja que el deleite haga su labor.

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